Y que la
bruma en el vacío toque la calavera del difunto. Y nada teme, pues lo muerto no
hace daño. Son palabras en el viento, son cicatrices en lo humano. Y nada
escucha, es el vacío el lugar donde duermen los sueños, y estos mueren de pena.
Y nada ve, queda ciego al respirar el aire viejo del pasado, y contemplar la
misma historia, y nada cambia. Y nada siente, porque terminó la lucha sin haber
empezado, y es igual y diferente, pero no importa porque nadie queda ya para
morir por la libertad, o por un beso. Y nada ama, porque la destrucción
consumió el fuego y las cenizas enfermaron, y ni una llama se ha salvado del
apocalíptico final. Y tal vez sea mejor así.
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Queremos saber qué os ha parecido lo que habéis leído, pero la telepatía todavía no se encuentra entre nuestros superpoderes, ¿nos lo contáis?