por Javier Fernández Calles
¡Buenas tardes a todos! Bienvenidos de nuevo al blog, para una nueva poesía, en esta ocasión se trata de El esclavo, que es bastante brutal y mucho más cruda de lo que suele ser habitual en la poesía. Espero que la disfrutéis también en este punto de vista:
El esclavo no tiene nada en su propiedad, ni siquiera
el sudor de su frente. Todo lo que es y será pertenece a otro. Su vida se basa
completamente en otro, su alma no es más que la sombra de algo mucho más grande
y espectacular.
Un esclavo no es más que una herramienta, apenas un
pobre trozo de metal sin forjar, inútil sin nadie que lo guíe.
Su vida no vale un penique.
Apenas puede sobrevivir sin su amo.
El esclavo dice:
“ No tengo nada, más que a ti mi señor,
mi
sangre es tu sangre
mis
huesos están empapados de lealtad.
Nunca
te abandonaré, cruzaré los desiertos
por
ti y nunca descansaré hasta que tus
sueños
se vean hechos realidad.
Pararé
la lluvia con mi cuerpo para que
no te
mojes, mi piel no te dejará pisar
el
barro, ni siquiera dejaré que una
mirada
se dirija hacia usted, mi amo.
Escúpeme,
pégame, violame o destroza
mi cuerpo, torturame para
tu disfrute.
Cuando te canses de mí,
córtame el cuello
y ni siquiera dejaré que
mi sangre roce tus pies.
Solamente soy tu
esclavo ”
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Queremos saber qué os ha parecido lo que habéis leído, pero la telepatía todavía no se encuentra entre nuestros superpoderes, ¿nos lo contáis?